Ni Tuyo, Ni Mio, Ni de Nadie

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Mi celular suena y eres tú.

Oye quiero verte, ¿puedes?

Mi corazón tiembla y mi cuerpo se descontrola. Lo dudo por un momento y mi mente me recuerda que solo es otro de sus juegos egoístas. Mientras decido me comienzo a vestir y me acuesto en mi cama. Cierro los ojos y pienso si es buena idea ir contigo, de nuevo. Sé que no debo, pero los aprieto más fuerte e intento buscar momentos feliz que me convenzan de lo contrario. Y si los hay pero muy efímeros.

Con esfuerzo y mucha duda salgo de mi casa y camino hacia ti. Me detengo justo frente a tu edificio y sé que todavía estoy a tiempo de redimirme y no ir. De conservar mi dignidad y esta vez elegirme a mi. Me muerdo los labios y mis piernas me tiemblan. Mi mente dice no pero mi corazón dice si. Confundo a mi cuerpo y comienzo a caminar hacia el elevador.

Cierro la puerta, marcó el tercer piso y llega a mi mente el recuerdo de la primera vez que nos conocimos. Yo no sabia del amor, del sexo ni de nada pero tú me enseñaste. Y sin querer me hiciste enamorarme de ti.

Recuerdo la ultima vez que pasamos esto. Me dijiste “esto no significa nada“. Recuerdo haber llorado mucho y haberme prometido que no volvería a recoger los pedazos de mi corazón del suelo de tu apartamento. Pero soy débil y aun en contra de mis mejores argumentos vuelvo. Me doy cuenta que aunque no soy tuyo, tampoco me quieres soltar y no entiendo porque. Sé que no necesito esto y no debo estar aquí. Y sin darme cuenta llegue a mi destino.

Las puertas se abren y ahí estas tú. El aire está lleno de tu loción y con tan solo un respiro ya estoy embriagado del aroma. Tu barba recortada y afilada, pero tu sonrisa, es la peor arma que tienes contra mi. Me miras y caminas a un paso seguro y firme. Mientras yo tiemblo por dentro, pero finjo que todo esta bien.

Te acercas lo suficiente para robarme un beso. Mi corazón palpita al mil por hora y siento el calor de tu cuerpo y a tus dedos ásperos en mi cintura. Tu barba roza mis labios y yo caigo en tu hechizo. Me llevas a tu cama y nos hacemos uno solo.

Pasa el rato, y estamos callados. Pero me abrazas como si me amarás de toda la vida. Es increíble la facilidad que tienes para hacer sentir a uno, como si estuviera en casa. Tocas mi cabello y juegas con el para hacerme dormir. Pero yo solo quiero aprovechar cada instante a tu lado. Pensar en mi cabeza esa tonta historia de amor nuestra que no existe. Y sin darme cuenta me quedo dormido.

Cuando despierto, te busco en la cama con mis manos, pero ya no estás. Tan solo has dejado una nota.

Nos vemos en la próxima ronda chico lindo. Me encantó estar hoy contigo. Cierra la puerta cuando te vayas.

Lo hizo de nuevo. Caí en su juego y si, ni soy tuyo, ni eres mío, ni de nadie.

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