Pero no cualquier cabrón. Le gustaba que fueran guapos tanto del alma como físicamente. Porque ¿para que estar con alguien que se vea tan hermoso y estético? si por dentro están vacíos.
Aquel que se queme las neuronas, y que si sabe sobre algún tema de conversación que opine y si no, que guarde silencio. Que le guste arreglarse y no precisamente para alguien, si no para él mismo. Y que si le da la regalada gana, salir un fin de semana en pans, tenis y con el cabello alborotado, que lo haga porque así se siente bien. Alguien a quien le gusten los retos.
Un hombre que coma todo lo que quiera y no tenga miedo del ¿y si subo de peso ?, que ame la vida, que también se ame a sí mismo y después a quien sea. Alguien que abrace su masculinidad pero al mismo tiempo no tenga miedo a mostrar su lado femenino.
Que le encante reír a carcajadas, aunque parezca un loco demente. Haga bromas, sea tan ocurrente y hable casi de cualquier cosa.
Sin ser interesado, que quiera por cómo son las personas y no por lo que tienen. Que prefiera calidad en vez de variedad o cantidad, que le guste caminar sobre la lluvia y no le importe mojarse. Aquel que le guste bailar sin temor a equivocarse, o hacer el ridículo.
Que le guste gritar pero también sepa cuando guardar silencio. Que sea una hombre sensible y a la vez fuerte, que no sea sumiso, sino que de batalla tanto en una charla, como en la cama.
Y cuando sea el momento de desmoronarse, que lo haga sin miedo. También que llore, que grite, pero que sane por dentro y cuando se sienta listo, continúe su camino, con paso firme y seguro. Sin necesitar de alguien para estar completo.
Ese tipo de cabrón le gustaban.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación. Comenzó como Community Manager en el 2011 con Blogger y termino con WordPress. Escribe sobre amor, temas LGTB+, y quizás mañana sobre Política.
Es Comunicólogo por Profesión, pero Psicólogo por vocación.
