Hay veces que forzamos las cosas.
Quizás pensando que es ahí donde debemos estar. Y aunque intentes e intentes en hacerlo funcionar no lo hace. Y de pronto te das cuenta de que pasaron los años, que el sentimiento de hacer que funcionarán las cosas en primera instancia ha desaparecido. Miras tu recorrido y quizás te darás cuenta de que fue tú culpa, por querer estar en un lugar que no era para ti.
Que cometiste un enorme error por pensar que el encajar en un lugar, significaba que sería el correcto. Y ahora te encuentras con muchos recuerdos, buenos, malos, terribles y tristes. Pero no sabes cuál de todos es el que gana el primer lugar. Porque en una relación lo más importante es ser feliz y si eso no existe en ti desde hace tiempo, entonces no es el lugar para ti y forzar las cosas simplemente alarga tú sufrimiento en silencio.
Todas las discusiones que te guardas, todos los errores que prefieres callar, todos los sueños y pensamientos que quisieras decirle simplemente prefieres dejar de decirlas. Y sin darte cuenta, poco a poco vas viendo como tu relación se va fracturando. Y cuando te des cuenta, ya será un espacio tan grande que ni tu podrás volver a llenarlo con amor.
Es aquí cuando puedes echarle la culpa a la otra persona por todo y decir que no te dio esto, que no hizo aquello, que esto no se hizo. Pero deberías mejor pensar, ¿qué he dado o no a la otra persona?
Al final del día es más fácil ver a la otra persona como el malo, cuando muchas veces nosotros mismos fuimos los culpables de destruir a la otra persona.
¿Cambiarías algo? ¿Serias diferente en alguna cosa? ¿Hubieras preferido hacer esto en vez de aquello?
Las interrogantes surgen sin parar y te das cuenta de que no encuentras una respuesta. Que mientras buscabas el cielo, no te dabas cuenta de que el diablo se encontraba en ti. Y qué solo hay una persona por culpar: a ti. Por no saber decir “adiós” cuando era el momento. Porque no supiste despegarte de tus emociones y usar tu cerebro para decidir lo mejor para ti.
Si, hay veces que forzamos las cosas, ¿y para qué?
Licenciado en Ciencias de la Comunicación. Comenzó como Community Manager en el 2011 con Blogger y termino con WordPress. Escribe sobre amor, temas LGTB+, y quizás mañana sobre Política.
Es Comunicólogo por Profesión, pero Psicólogo por vocación.
